Nos encanta nuestro trabajo, todo lo relacionado con las periciales caligráficas, pero también somos unos apasionados de viajar, de conocer todos los rincones de nuestro país, por lo que, cuando nos llaman de despachos de abogados de fuera de nuestra zona habitual de acción, nos alegra doblemente, pues tendremos la oportunidad de trabajar y, a la vez, de romper un poco la rutina del día a día y visitar alguna de las ciudades españolas que tanto nos gustan.
Son ya muchos años a nuestras espaldas trabajando como peritos calígrafos, miles de informes judiciales defendidos en sede judicial, cientos de abogados y procuradores que hemos conocido y valoran positivamente nuestra experiencia profesional y que, a partir de coincidir en otros procedimientos judiciales, cuentan con nosotros, cuando tienen ante sí una pericial caligráfica, aunque sea lejos de nuestras delegaciones. Lo cual constituye para nosotros un motivo de orgullo y alegría, pues se valora de forma muy notable nuestro quehacer como profesionales de la pericia caligráfica.
Esta mañana he tenido que ratificar en los Juzgados de Huesca el informe pericial caligráfico, solicitado a instancias de la parte demandante, por el que se establecía la falsificación de las firmas, supuestamente estampadas por un matrimonio, en un contrato privado.
Pero en esta ocasión, y como ocurre cada vez con más frecuencia, no se trataba de una falsificación por imitación, sino que estábamos ante un caso de añadido, mediante autocomposición, de las firmas originales de los intervinientes, es decir, que, a partir de una firma original de cada una de las personas, las han ido añadiendo a distintas páginas del contrato.
Partiendo del principio básico de caligrafía que especifica que no existen dos firmas exactamente iguales, sino una de ellas sería falsa, nos encontramos ante un contrato privado donde se encontraban cinco firmas exactamente iguales. No había diferencia alguna entre todas ellas, por lo que se concluyó, sin ningún género de duda, que se habían añadido, sin que las personas las hubieran estampado de su puño y letra en el referido contrato.
En estos casos, la parte que defendía la validez del contrato y de sus firmas, alegó que no contaba con el original, que lo había escaneado y destruido. Obviamente, al estar las firmas añadidas mediante un proceso de autocomposición digital, el original no puede existir, pues con el microscopio se podría ver, a la perfección, que las firmas no eran originales, sino impresas a color, descartando de esa manera que se hubieran estampado por las personas cuya autoría se ponía en duda, directamente sobre el contrato.
En definitiva, siempre es un placer viajar por nuestro país, para defender los informes realizados por los profesionales de nuestro despacho, conociendo a abogados y procuradores de toda la geografía española con los que, poco a poco, y a través de mucho trabajo y dedicación, vamos ampliando nuestra red de profesionales con los que seguir colaborando y avanzando en nuestro propósito de convertirnos en un despacho referencia en el campo que nos ocupa: los informes periciales caligráficos.